¿Usted acostumbra a decir “no” a sus hijos?
¿Considera fácil negarles alguna cosa a esas criaturitas encantadoras y de rostros angelicales que piden con tanta dulzura?
Una conocida educadora de nuestro país alerta de que no es fácil decir no a los hijos, principalmente cuando tenemos los recursos para atenderlos. Al final, nos preguntamos, ¿qué importancia tiene un carrito más, un juego nuevo si tenemos el dinero necesario para comprar lo que quieren? ¿Por qué no satisfacerlos?
Si podemos salir de casa escondidos para evitar que lloren, ¿por qué provocar lágrimas?
Si le da tanto placer comerse todos los bombones de la caja, ¿para qué hacerle pensar en los demás?
Y, además, es más fácil y más agradable ser bonachón…
El problema está en que ser padre es mucho más que ser sólo bonachón con los hijos. Ser padre es tener una función y responsabilidad social ante los hijos y ante la sociedad en la que vivimos. Por tanto, cuando decidimos negarle un carrito a un hijo, aun pudiendo comprárselo, o sufriendo por decirle “no”, porque él ya tiene otros diez o veinte, le estamos enseñando que existe un límite para el tener. Estamos, indirectamente, valorando el ser.
Pero cuando atendemos a todos los pedidos, estamos dando lecciones de dominación, colaborando para que el niño aprenda, con nuestro propio ejemplo, lo que queremos que sea en la vida: una persona que no acepta límites y que no respeta al otro en cuanto a individuo. Tenemos que pensar que, para tener todo en la vida, cuando sea adulto, tendrá que ser extremadamente competitivo y probablemente con mucha “flexibilidad” ética, por no decir deshonesto.
Pero, ¿cómo conseguir todo? ¿Cómo aceptar cualquier derrota, cualquier “no” si nunca le hicimos creer que eso era posible y hasta normal?
No estamos defendiendo la idea de que se críe un ser acomodado sin ambiciones y derrotista. De ninguna manera. Es el equilibrio el que precisa establecerse: el reconocimiento realista de que, en la vida a veces se gana y, otras en cambio, se pierde. Para hacer que un individuo sea un luchador, un ganador, es preciso que, desde luego, el aprenda a luchar por lo que desea, pero con sus propias armas y recursos, y no haciéndole creer que alguien le dará todo, siempre, o que le caerá del cielo.
Satisfacer las necesidades de los hijos es una obligación de los padres, sin embargo es preciso distinguir claramente que son necesidades de lo que apenas es consumismo caprichoso. Establecer límites para los hijos, es necesario y saludable.
Nunca se oyó hablar que los niños hayan enfermado porque se les haya negado un juguete nuevo o cualquier otra cosa. Pero sí se tienen noticias de pequeños delincuentes que se volvieron agresivos cuando escucharon el primer “no” fuera de casa. Por esa razón, si usted ama a su hijo, vale la pena pensar en la importancia de aprender el difícil arte de decir no.
Vale la pena pensar en la importancia de educar y preparar a los hijos para enfrentar los tiempos difíciles, aunque ellos nunca lleguen.
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El esfuerzo por la educación no puede ser desconsiderado. Todos tenemos responsabilidades en el contexto de la vida, las realizaciones humanas, las actividades sociales, miembros que somos de la familia universal.
Redação do Momento Espírita com pensamentos do verbete Educação, do livro Repositório de sabedoria, v. 1, pelo Espírito Joanna de Ângelis, psicografia de Divaldo Pereira Franco, ed. Leal. Em 13.09.2010.
Traducido por Yolanda Durán- Comisión Educacion FEE