Los estudios nos indican que aproximadamente uno de cada tres adolescentes se ve involucrado, como agresor o como víctima, en situaciones de abuso, cercanas al maltrato. Por lo tanto, en la mayoría de los casos, la intervención será preventiva, por lo que conviene estar alerta sea cual sea la edad de nuestro hijo.
- Intimidaciones verbales (insultos, motes, rumores… tanto presencial como a través de redes sociales)
- Intimidaciones psicológicas (amenazas para provocar miedo, para lograr algún objeto o conseguir algo)
- Agresiones físicas, tanto directas (peleas, palizas, …) como indirectas (destrozo de materiales personales y pequeños robos)
- Aislamiento social, bien impidiendo a la víctima participar o ignorando su presencia.
- La víctima que sufre las agresiones.
- Uno o varios agresores que abusan de la anterior.
- Los compañeros que observan los hechos y callan o no apoyan con suficiente fuerza a la víctima.
- Los adultos que pueden no haber estado lo suficientemente alerta. En caso de producirse en el colegio, tanto los profesores como los padres.
- El niño de repente evita la escuela, ciertos lugares y cierto tipo de gente. Los sitios a los que antes iba contento, ahora no le gustan y se siente incómodo.
- Se hace el enfermo con frecuencia para no tener que enfrentarse a las situaciones que teme y mantenerse en un lugar que él considera seguro, como el hogar.
- Su personalidad cambia, cada vez es más retraído y pasivo. Aunque puede darse una situación contraria y que cada vez sea más activo y agresivo.
- No controla su cuerpo y pierde o rompe objetos constantemente. No está centrado.
- Está muy triste y llora de manera más habitual sin que nosotros veamos una razón clara.
- Podemos ver que tiene contusiones o lesiones, que él intentará ocultar, y nos dará excusas.
- Sus calificaciones han bajado notablemente en la última época y no rinde de la misma manera.
- Vemos cambios importantes en su comportamiento, como que pase mucho tiempo a solas, maltrato a los hermanos, etc.
- Busca la comunicación con tu hijo desde pequeño.
- Dedícale el mayor tiempo posible.
- Ayúdale a encajar mejor las bromas y a encauzarlas correctamente.
- Recuérdale sus buenas cualidades y poténcialas.
- Escúchale. Muestra interés siempre por sus necesidades, pero tampoco le sobreprotejas.
- Invítale a que busque protección en casa, con otros amigos o con adultos. Si está solo se hace más vulnerable.
- Escuchar y mostrar interés para que sienta que estamos apoyándolo.
- Indagar si realmente ha ocurrido y no es fruto de su imaginación.
- Ponernos en contacto con la escuela y solicitar la ayuda del profesorado.
- Si esto no funciona, podemos dirigirnos directamente a la organización de protección de la infancia PROTÉGELES (contacto@protegeles. com)
- Fijar una estrategia para determinar el daño que se está produciendo y las relaciones entre los involucrados.
- Favorecer una solución adecuada, apoyando a nuestro hijo y enseñándole a asumir la responsabilidad que le corresponda.
- Acudir al mínimo indicio a la escuela.
- Intenta hablar con nuestro hijo para explicarle la situación y qué medidas se van a tomar.
- Solicita a la escuela ser informado de los pasos que se están dando y cualquier mejora en la conducta.
- Mantén reuniones periódicas con el centro.
http://www.saposyprincesas.com/salud-y- psicologia/que-es- el-acoso- escolar-o- bullying/