CONCEPTO – La educación es la base para la vida en comunidad, por medio de legítimos procesos de aprendizaje que fomentan las motivaciones del crecimiento y evolución del individuo.
No solo es una preparación para la vida, mediante la transferencia de conocimientos por los métodos de aprendizaje. A priori, es un proceso de desarrollo de experiencias, en el cual, educador y educando, despliegan aptitudes innatas, mejorándolas como recursos para la utilización consciente de las múltiples oportunidades de la existencia.
Objetivada como intercambio de aprendizajes, merece considerar las materias, los métodos y fines, cuando se restringe la instrucción. No solamente debe aplicarse la educación para formar hábitos y desarrollar el intelecto, si no sobretodo, para realizar un contínuo permanente, en que las experiencias, que no cesan, se fijan o se reformulan, teniendo en cuenta las necesidades de la convivencia en sociedad y de auto-realización del educando.
Los métodos en la experiencia educacional deben ser compatibles con las condiciones mentales y emocionales del aprendiz. En vez de incidir, por medio del proceso repetitivo, en los conocimientos adquiridos, el educador ha de motivarles a descubir por sí mismos, a crecer con ellos, de modo que su contribución no sea el resultado de “listo y concluído”, proceso que, según la experiencia de algunos “resultó hasta ahora”. En la aplicación de los métodos y elección de las materias hay que considerar las cualidades del educador, sea de naturaleza intelectual o emocional y psicológica, como de carácter afectivo o sentimental.Los fines, sin duda, están más allá de las líneas de la enseñanza. Se destacan como una etapa permanente para culminar en razón del crecimiento del individuo, siempre además, hasta trascenderse a la realidad espiritual del futuro.
El niño no es un «adulto miniaturizado», ni una «cera plástica», fácilmente moldeable. Se trata de un Espíritu volviendo a comenzar, olvidando momentáneamente las realizaciones positivas y negativas que traía de vidas pasadas, y comprometido en la conquista de la felicidad. Redescubriendo el mundo e identificándose de nuevo, tiende a repetir actitudes y actividades familiares en las que se complacía antes, o a través de las cuales sucumbió.
Tendencias, aptitudes, percepciones, son recuerdos evocados inconscientemente, que renacen en forma de impresiones atrayentes, dominantes, así como limitaciones, desprecios, frustraciones, agresividad y psicosis constituyen imposiciones restrictivas y constrictoras – no pocas veces doloras – de que se valen las leyes divinas para corregir y disciplinar al rebelde que, a pesar de estar la manifestación física en el periodo infantil, el Espíritu recae, más de una vez en complicidad con el error, a él fuertemente vinculado, debido a fracasos morales sucesivos.
Al educador, más allá del plan de estudios al que se debe someter, son indispensables los conocimientos de psicología infantil, de las leyes de la reencarnación, la alta comprensión afectiva junto a los problemas naturales del proceso educativo y armonía interior, valores capaces de auxiliar eficazmente a la experiencia educacional.
Las leyes de la reencarnación, cuando son conocidas, en profundidad necesariamente y aplicadas, consiguen aclarar los más intrincados enigmas con que se enfrenta el educador en el proceso educativo, porque sin un gran esclarecimiento, no siempre exitoso, han redundado en las más avanzadas técnicas y modernas experiencias
En la instrucción en el sector de la educación, los valores del intelecto encuentran el cultivo necesario.
La educación, por eso, abarca un área muy grande, en casi la totalidad de la vida. En el periodo de formación del hombre es una piedra fundamental, por eso que a la institución de la familia le compete la indeclinable tarea, por cuanto es por la educación, y no por la instrucción, que se dará la transformación del individuo y, consecuentemente, de la Humanidad.
En el hogar asentamos los pilares legítimos de la educación, que se trasladan a la escuela que tiene la finalidad de continuar con esta misión, junto a la contribución intelectual, las experiencias sociales…
El hogar construye al hombre.
La escuela forma al ciudadano.
DESARROLLO – La escuela tradicional, fundamentada en el rigor de la trasmisión de los conocimientos, elaboraba métodos repetitivos de imposición, mediante el mal gobierno de la fuerza, sin abrir oportunidades al aprendiz de formular sus propias experiencias, a través del redescubrimiento de la vida y del mundo.
El educador, valiéndose de la posición de semi-dios, se convertía en un simple repetidor de las expresiones culturales ancestrales, asfixiando las germinaciones de los intereses nuevos del educando y eliminándolas, reprimiendo por imposición los sentimientos bellos y nobles, al tiempo en que marcaba, irremediablemente, de forma negativa a los que vuelven a comenzar la vida física bajo la bendición impositiva de la reencarnación.
Establece el conocimiento, imponiéndolo.
Como la escuela es progresiva, surgió una visión más amplia en torno de la problemática de la educación, y el educando pasó a merecer el necesario respeto, con el fin de desplegar las posibilidades propias, fomentando intercambios de experiencias en beneficio del más valioso aprendizaje.
No más rigidez tradicional, utilizando métodos más adaptables a la oportunidad creativa.
Actualizada a través de experiencias de libertad exagerada –gracias a la técnica que enfatiza la propia libertad – venimos pecando por el libertinaje que enseña, por cuanto, si se fundamenta en filosofías materialistas, no percibe al educando como un Espíritu en una difícil lucha de evolución, si no un cuerpo y una mente nuevos almacenando en un cerebro en formación el desarrollo de la herencia cultural del pasado y las adquisiciones del presente, con una hora marcada para el aniquilamiento, después del traspaso del portal del túmulo…
En ese sentido, turbulentas e infelices tentativas más modernas redundarán en el campo educacional, produciendo una larga y expresiva franja de jóvenes desajustados, inquietos, indisciplinados, cual multitud que ahora desfila, con raras excepciones, a un paso entre la alucinación y el suicidio.
Innegablemente, en la educación la libertad es primordial, pero con responsabilidad, a fin de que las conquistas incorporen sus efectos al educando, que los resarcirá cuando sean negativos, como los disfrutará como bienestares cuando sean positivos.
En este sentido, no agredimos ni abandonamos al educando.
Ni severidad exagerada ni negligencia contumaz. Primero, técnicas de amor, a través de la convivencia digna, asistencia fraternal y programa de experiencias vividas, actuantes, en tareas dinámicas.
ESPIRITISMO Y EDUCACIÓN – Doctrina eminentemente racional, el Espiritismo dispone de vigorosos recursos para la edificación del templo de la educación, por cuanto penetra en las raíces de la vida, caminando como Espíritu a través de los tiempos, con el fin de dilucidar represiones, neurosis, distonías que se remontan desde los primeros días de la coyuntura carnal, y que se fijaron en el cuerpo somático para complejas pruebas o expiaciones.
Considerando los factores preponderantes como los secundarios que actúan y desorganizan los implementos físicos y psíquicos, equivalen como problemas obsesivos las coyunturas que padecen los tránsfugas de la responsabilidad, ahora travestidos en un ropaje nuevo, reanudando tareas, repitiendo experiencias hacia la liberación.
La educación encuentra en el Espiritismo respuestas precisas para una mejor comprensión del educando y una mayor eficiencia del educador en el trabajo productivo de enseñar a vivir, ofreciendo los instrumentos de conocimiento y de la serenidad, de la cultura y de la experiencia a los reiniciantes del sublime camino redentor, a través de los cuales se tornan hombres vueltos hacia Dios, el bien y el prójimo.
Livro: SOS Família. Psicografia de Divaldo P. Franco.
TRADUCCIÓN: Yolanda Durán